INDUSTRIA CULTURAL
El concepto de Industria cultural en términos de Adorno es la
transformación de obras de arte en objetos al servicio de la comodidad,
de alguna manera se refiere al término mass media, aunque no lo utiliza
porque considera que minimiza el fenómeno; tanto Adorno como Walter
Benjamín consideran que el auge de la sociedad de masas es un síntoma de
una era degradada en la que el arte sólo es una fuente de gratificación
para ser consumida, establecen que si bien la autonomía de las obras de
arte, que ciertamente no ha existido casi jamás en forma pura, y ha
estado siempre señalada por la búsqueda del efecto, se vio abolida por
la industria cultural. Se refiere a la capacidad de la economía capitalista, una vez desarrollados ciertos medios técnicos, para producir bienes culturales en forma masiva. En una definición más amplia, es el sector de la economía que se desarrolla en torno a bienes culturales tales como el arte, el entretenimiento, el diseño, la arquitectura, la publicidad, la gastronomía y el turismo.
ORIGENES Y DESARROLLO
El concepto fue introducido por los teóricos alemanes Theodor Adorno y Max Horkheimer
en el artículo "La industria cultural. Iluminismo como mistificación de
masas", escrito por ambos entre 1944 y 1947, y publicado en el libro "Dialéctica de la ilustración.
Fragmentos filosóficos" o "Dialéctica del Iluminismo", en otra
traducción. Supone una mirada crítica y profundamente pesimista sobre la
función de los medios de comunicación (cine, radio, fotografía), que
estaba consolidándose en las sociedades desarrolladas luego de la Primera Guerra Mundial.
Adorno y Horkheimer analizan especialmente la industria del
entretenimiento ("amusement" en el texto) en Estados Unidos, donde se
encontraban exiliados, como efecto del avance del nazismo en su Alemania de origen. Ambos pertenecen a la Escuela de Frankfurt.Con la emergencia del capitalismo financiero y el modelo neoliberal en
los años 80 del siglo XX el concepto de industria cultural, se amplió a
uno con mayor connotación económica, política y de desarrollo social, el
de industrias creativas.5
Éste se acuña en 1980 en Australia, pero sólo sería desarrollado en el
Reino Unido hasta el primer gobierno de Tony Blair como una estrategia
política para abrir nuevos frentes de trabajo, desarrollar nuevos
mercados y permitir la inclusión social. El término creció con las
aportaciones teóricas de estudiosos de la Economía de la Cultura como
Graham Drake, Richard L. Florida y Paul Roberts, e incluye mucho más que
la producción de contenidos para los medios tradicionales (diarios,
revistas, televisión abierta o de pago, cine, radio o publicidad) o para
los medios digitales, como Internet, periódicos y revistas on-line,
televisión y radio digital, móviles, ipods y palms. Esa es solamente una
parte de las industrias creativas que actualmente hacen parte de la
Economía de la Cultura. Las industrias creativas incluyen también todas
las formas artísticas de la alta cultura a la popular, como la
artesanía, el design, el patrimonio cultural, el turismo cultural, los
equipos culturales (museos, teatros, cines), así como el trabajo
conjunto de la cultura, el turismo y la educación como forma de llegar
al desarrollo sustentable.